TODO CAMBIA EN EL TEATRO EXISTENCIAL DE LA VIDA (Parte I)



TODO CAMBIA EN EL TEATRO EXISTENCIAL DE LA VIDA
(Somos actores sin guión)
(Ira parte)

Tod@s los seres humanos somos actrices y actores innatos. “La vida es un teatro”, ya lo decía William Shakespeare en el siglo XVI. Asumimos diferentes personalidades actorales de acuerdo al entorno donde nos toque actuar y siempre alinead@s con nuestros propios intereses.

Las personas que han experimentado la actuación en cine, televisión o teatro, bien sea de escuela, de calle, amateur o a nivel profesional, saben perfectamente bien el intenso proceso metamórfico que se debe experimentar a la hora de construir y desarrollar un personaje diferente al nuestro, que si bien es temporal, su impronta nos acompañará subyacentemente el resto de nuestras vidas, de hecho, existen casos de actores famosos que literalmente se han quedado “congelados” en un personaje, trayéndoles nefastas consecuencias de salud por el resto de sus existencias, incluso la muerte prematura, es decir, que se perdieron definitivamente en los tortuosos y etéricos vericuetos de la mente y por ende se quedaron en estado de hibernación psíquica en el camino de la vida. Bien sea por dinero, por pasión, o ambas cosas, este tipo de actuación comercial es voluntaria, cuestión que no podemos decir de nuestra actuación como seres humanos y miembros de primer orden en este teatro social.

Nuestra personalidad actual, es un personaje ficticio que hemos construido empíricamente a la fuerza, dirigido tanto por una familia como por la sociedad y su educación formal castradora, totalmente en contra de nuestros instintos más naturales de solidaridad, fraternidad y amor. Inclusive, es un lugar común que la violencia intrafamiliar se haya hecho presente para moldearnos y poder encajar en un sistema altamente egoísta. Todo esto ocurre prácticamente sin darnos cuenta.

La camisa de fuerza que representa la forma de organización social que nos atenaza y nos han impuesto a la fuerza los dueños del tablero monopólico y geopolítico mundial, nos obliga a ser unos actores consumados desde niñ@s, para poder sobrevivir en una desagradable maraña en donde el dinero es el centro y motor de nuestras vidas y por ende de nuestra interesada actuación.

Acto V, escena V, Shakespeare pone en boca de Macbeth uno de los instantes más citados de la literatura:

“La vida no es más que una sombra que camina; un pobre actor, que se contonea y apura su momento sobre el escenario, y después no se le escucha más: es un relato narrado por un idiota, lleno de sonido y furia, que no significa nada”.


Ahora bien, en líneas generales existen cuatro tipos de seres humanos que se derivan de este inhumano proceso teatral de encaje social. En esta entrega abordaremos únicamente tres categorías para efectos pedagógicos, ya que la cuarta consiste en aquellas personas que son neutras, ellas están realmente conformes, no tienen ningún propósito en la vida, ni siquiera tienen la curiosidad de saber para qué están en este plano y se sienten muy bien estando dormidas e inmersas hasta la médula en la matrix y aunque lean estas líneas no mostrarán ningún interés en cambiar y hasta se manifestarán en contra de estas consideraciones para defender su zona de comodidad.
Así tenemos:

1) Las personas que se adaptan bien al sistema y se convierten en un soporte estable de la pirámide controladora. Son seres que han desarrollado, por necesidad, mecanismos emocionales adaptativos y gracias a ello gestionan la angustia, la ansiedad o el stress en forma relativamente eficiente y aunque no son para nada inmunes al vacío existencial, logran edulcorar y esconder dicho vacío existencial con trabajo obsesivo (workaholics) y/o con un sinfín de adicciones físicas y psicológicas que les permiten construir con sumo sacrificio pero con convicción, un camino semiestable hacia el dinero que les servirá de base para construir los falsos ideales de felicidad material que nos vende minuto a minuto el constante bombardeo publicitario en todos sus estilos y a todos los niveles. Pero pongamos también por caso a las personas que nacen en cuna de oro, a ellas les tocará defender a sangre, sudor, fuego y lágrimas el estatus económico heredado, lo cual termina siendo el mismo patrón. 


En cualquiera de los casos anteriores, es indudable que las personas pertenecientes a este segmento terminarán bastante enfermas, y muy probablemente satisfechas y orgullosas de haber entregado su vida a mantener este orden mundial o mejor dicho, este DESorden mundial. Otras gentes, caerán en cuenta muy tarde del engaño, pero se darán por entregadas y finalizarán sus vidas acompañadas con la frustrante amargura del engaño ya que no está dentro de sus planes cambiar o reinventarse, con lo cual también terminarán muy enfermas, pues para eso es que está diseñado el guión teatral de esta ignominiosa pirámide social. Recordemos que el sistema de INFRAsalud mundial genera anualmente un gigantesco chorro de dinero que se mantiene y prospera gracias a las enfermedades producidas por este esclavizante modelo de control de masas.


En esta corporación mundial "reptiliana" nos entrenan, nos condicionan, nos exprimen y finalmente nos enferman como tributo final a una infravida sin sentido. Somos peor que un actor comercial sin paga, ya que más bien tenemos que pagar bien caro con nuestra salud y a veces con nuestra vida para poder tener el derecho de actuar en esta farsa.


2) En segundo lugar, están las personas que se adaptan al sistema por un tiempo, pero bien sea por intuición, por una oportuna información recibida, por una enfermedad grave, por adicciones, por una bancarrota, una pérdida importante o bien sea por un encuentro cercano con la muerte u otro evento que les prodigue un sufrimiento "in extremis" y les haga tocar un dramático fondo, entonces, por el efecto "rebote" se produce en ellas un despertar espiritual que las conduce con convicción y sin dilación, a un proceso de cambio profundo.


3) En tercer lugar, están las personas que sencillamente desde pequeñ@s no poseen la capacidad de amoldarse al sistema, es más, ni siquiera les interesa pertenecer a él y por lo tanto se levantan sin complejos contra el mismo. Estas personas vinieron a este plano con la clara misión de irrumpir contra el manipulado orden social rompiendo sus esquemas, son l@s mal llamad@s “ovejas negras” o l@s loc@s de la familia. Nosotros l@s llamaremos, semillas estelares, personas índigo, cristal, arcoíris, platino, diamantin@s o guerreros de la luz, según la generación a que pertenezcan. 


En cualquiera de estos tres casos anteriores, incluyendo a l@s dormid@s, siempre estaremos sometid@s a las leyes inexorables del cambio, sea voluntario o no, pues constantemente la vida nos presenta nuevos desafíos y nuevos aprendizajes que nos obliga a cambiar para poder fluir sobreviviendo en el entorno que nos toque afrontar. Dormid@s o despiert@s el cambio es una Ley universal biológica, física y por ende una Ley existencial. Nada permanece estático, todo cambia menos el cambio mismo.

Antes de proseguir, es interesante hacer el siguiente inciso para cerrar esta parte: Existe una quinta categoría que la componen algunas almas antiguas nacidas con un programa para transitar la vida en total plenitud, realizando el servicio amoroso en completo anonimato, practican la santidad en forma casi imperceptible. Son almas muy sabias y silenciosas cuyo concepto de humildad está tan bien ubicado que sus egos no necesitan de reconocimiento alguno, la satisfacción de cumplir con su servicio es lo único que necesitan para sentirse realizadas y felices. Estas almas, aunque no abundan, se pueden encontrar en los lugares más inesperados y las reconoceremos por su acción y no por sus palabras.



Es importante subrayar que la intención de estas reflexiones no es cuestionar la forma de vida que cada quién haya decidido asumir. Todo estilo de vida tiene la validez de la vida misma sea asumida voluntaria o involuntariamente, cuestión que exige respeto total por el proceso ajeno. Tampoco estamos a favor de culpar e iniciar una cruzada contra la matrix y sus diseñadores, igual es una obra teatral en cuyo elenco estamos tod@s incluidos, sin excepción, hasta la hora de desencarnar y la confrontación no es el camino, a menos que decidamos lo contrario, pero sinceramente no lo recomendamos. Somos copartícipes, cocreadores y corresponsables de que la función tenga un final feliz por la vía del amor.

El verdadero camino es encontrar el equilibrio y consumar la integración, vale decir, lograr la genuina unidad. Además que buscar culpables es alimentar el personaje de víctima que la mayoría llevamos por dentro y ese es uno de los personajes que necesitamos cambiar para llegar al amor adulto y conseguir la trascendencia en nuestra obra teatral personal.

Tod@s tenemos el absoluto y soberano derecho de quedarnos o de salirnos de nuestra zona de confort y administrarnos como lo creamos más lógico y conveniente. El libre albedrío es un patrimonio sagrado e inviolable en esta tercera dimensión.

Solamente pretendemos compartir un punto de vista sobre la vida, basados en la experiencia y advertir con suma seriedad y respeto que si se desea el cambio, este no puede ser un ejercicio superficial y cosmético de autoengaño e hipocresía, eso que solemos llamar “Las trampas del ego”.


Es muy común encontrarnos en el mundo holístico con personas interpretando el papel de gurúes sin serlo, pero se aprenden tan bien el personaje que son capaces de convencer a un colectivo, así que, por favor, mucho cuidado a la hora de escoger a un(a) guía espiritual. El cambio es un asunto supremamente serio y sin lugar a dudas de vida o muerte y así recomendamos asumirlo.

Para no alargarnos mucho y por ser un tema tan denso, dedicaremos la próxima entrega a compartir con ustedes nuestras experiencias con el proceso de cambio interno y la mejor manera de asumirlo. En este sentido y si te sientes identificad@ con esta temática, te invitamos con cariño a que leas la segunda parte de este artículo que saldrá la semana próxima. Gracias por compartir.

Colibrí.

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